Foto: Julia Wong. 2013 |
Frau Lindenhoff me dice con la mirada sobre
sus anteojos de carey, a lo gatubela… “Peruaner und arbeitet in einem Krankenhaus”? / ¿Peruano
y trabaja en un hospital?. Mi acompañante, una peruana casada con un
alemán y quien vive en Colonia, capital del estado de Nordrhein-Westphalen, hace
20 años, lo dice con mucho humor estomacal: Seguro que es un ex senderista de
los que migraron en la época del terrorismo y se dedica a la Reinigung
/limpieza o es Krankenpfleger / asistente de enfermeros.
Ni uno ni otro. Me había citado con Frau
Lindenhoff una vieja profesora de Romanística, para contarle que me interesaba
escribir sobre las motivaciones de los peruanos que habían vivido en Alemania y
que habían tenido una experiencia lingüística y de integración importante en la
sociedad alemana… Es decir, no valían los que no gustaban del alemán, los que
se fueron sólo de tránsito buscando otras metas o los que se regresaron a Perú
y no registraron la experiencia en la lengua alemana y con la cultura alemana
como algo decisivo para su escritura.
Como mi acompañante peruana había migrado a
Alemania en la época en que el senderismo fue la causa furiosa del éxodo de
peruanos a Europa, pensaba que la política es la razón común para buscar otros
cielos. Pero Walter Lingán como muchos otros peruanos que declaran abiertamente
su filiación con valores universales, como la Paz, la justicia, y el bien común
más allá de la nacionalidad y el lenguaje, han sido fácilmente catalogados de
refugiados o disidentes políticos por sus extremas posiciones, nunca ha tenido
ninguna simpatía por Sendero Luminoso y sus métodos. Me causó mucha gracia que
justamente las dos personas que iba a visitar en Alemania en este viaje, tanto
Walter como Andreas Heizmann, un ingeniero civil que trabajó (y aún apoya)
construyendo pozos para extracción de agua en las comunidades de Montegrande y
Chérrepe en el norte del Perú, también fuera tildado de senderista e incluso
cabecilla de una fracción del grupo terrorista muy activa en la zona de
Trujillo. Andreas ya me había enseñado el recorte del periódico donde se
hablaba de falsas pruebas y lo tildaron de extremista guerrillero, llamándole
Camarada José Andrés, (por su nombre Andreas en alemán) el periodista se había
inventado una historia casi digna de un bestseller, lamentablemente sé que
mucha gente en la zona de Chepén sigue creyendo que este alemán comprometido
con el trabajo comunitario de gente totalmente olvidada por los gobiernos
locales, sea considerado un cabecilla violento y calculador con ulteriores
ideas de poder.
Volviendo a Walter Lingán, que es la razón de
este miniensayo, me encuentro ante un personaje y un autor que a la vez provoca
desde una complejidad creativa, un salto trigonométrico estimulado con una
fuerza creativa que vincula mundos de una manera endodérmica. De su natal
Cajamarca, pasó por Bagua y Lima antes de llegar al norte de Alemania. Quizás
desde su posición de radiólogo en un hospital de Nordrhein-Westphalen, ha
aprendido a analizar de manera intensa más allá de la superficie. Y Walter conociendo
la perfección del cuerpo humano y sus entramados intravenosos, óseos y
musculares formando todos en conjunto esta masa perfecta que habla, camina y
sueña llamada hombre, sabe que el mundo globalizado que habitamos también es de
alguna forma un ser vivo que trae en sí una interrelación de naturaleza,
geografía y espíritus llevados hacia un intertexto general, que es la meta
anhelada por cualquier novelista o artista que desea articular una propuesta
estética de un escritor que se considere universal.
Frau Lindenhoff, me mira otra vez sobre sus
anteojos y me pregunta, ”was ist eigentlich ein Cuy?”, le
respondo: für euch ist ein nur ein Haustier, für uns ist das Meerschweinchen ein wichtiges Symbol, der eine tiefe Wertschätzung hat /para ustedes es un animal
doméstico, para nosotros el conejillo de indias es un símbolo importante de
profunda valoración.
Walter se considera un Cuy entre alemanes,
título de su próximo libro y con ese humor medio andino, medio lindando con el
cinismo descarnado de la herida que deja la pobreza de un País tan poco
comprendido.
Walter tiene un humor consagrado, un humor
afrodisiaco en esa combinación de imágenes, textos, fuentes culturales que
enriquecen el conglomerado de su escritura, más allá del eje narrativo y lleva
a una elevación lingüística de la apreciación de sí mismo que me impacta. Si,
porque también he tenido la experiencia de vivir y sentir en otro idioma. Al
pensar en alemán, soy otra persona, tengo otras capacidades y otras
necesidades. Ese otro yo que aflora con la utilización de otro idioma para la
expresión mayor del alma que se desjerarquiza el mundo como ha sido creado por
lo establecido y en un caos perfecto utiliza todo lo que tiene a la mano y
escribe casi formando la manzana prohibida que necesita ser mordida para llegar
al éxtasis. La apropiación total del idioma alemán para traerlo a la
experiencia de la migración y su articulación en un texto literario.
He disfrutado tanto Un Pez en el ojo de la
noche, uno de los últimos libro de Walter editado por arteidea, gran
parte de este goce debe ser que Alemania también tiene toda esa gama de matices
y experiencias históricas, contradicciones degustativas que conforman gran
parte de mi vida, pero quizás Walter ha resuelto con este libro, muchos
problemas de la conjunción de los espectros, tanto literario, humano,
lingüístico y estético que me costaba equilibrar en mi propio juego.
Termino con una bella cita del mismo Walter y
otra que el mismo Walter toma y no me cabe duda que para elegirla ha tenido que
pasar por esa íntima experiencia de haber sido arrebatado absolutamente por una
lengua extranjera.
"Odio. Hass
Muerte. Tot.
Amor. Liebe
Dicen que el francés es el idioma del amor y
el alemán es el idioma de los caballos. Puede ser, podría ser. Pero quisiera
hacerles recordar que el piropo más grande en la lengua alemana lo hizo Ernest
Hemingway. Y dijo asi. “El alemán es el idioma más maravilloso y al mismo
tiempo el más exacto del mundo. Nada suena más cercano al amor, como amor, ni
tan cercano a la muerte como muerte,
Liebe
Hass
Tot”…..
Tengo ganas de beber un daiquiri con Walter Lingán
y agradecerle el compartir “un ojo de la noche“ conmigo, una
tremenda experiencia afrodisiaca y llena de humor sobre la lectura de mundos
como un paseo en tren desde el español, el arte, el alemán, la vida, la muerte
y el amor.
Gracias Walter.
Koeln,
verano del 2013.